Campo Santo.
Si
tan muertos estuvieron encima de la cerca,
esta
pasión de seis extremidades barriera de la superficie del agua
el lugar para el asco.
Sobra el ahorcado de cenizas, que con su
rostro arrebata soles al arrecife;
y nada hizo, aunque los misiles encontraron la
raíz del viento bajo una silueta selvática.
Ellos
crecieron a pesar de cobrar crédito a las estrellas.
Aparatoso
descubrimiento homofóbico el suicidio,
que
resucita al margen del severo linaje.
Se
pierde el mundo en un laberinto hidrocefálico:
Oh, la mar de entonces. Oh, la mar.
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